miércoles, 11 de marzo de 2015

Cuantos hombres a lo largo de la historia han perdido el juicio, buscando precisamente eso, una definición o una simple explicación al funcionamiento y la complejidad de la psique humana.
No pretendo robarle su sitio en el pedestal de la eminencia psíquica a Freud, pero voy a hacer uso de mi libertad (y porque me sale de mis reales pelotas) para exponer mi visión de la mente.
Mi perplejidad crece de forma desmedida cada vez que un espíritu fundamentalista invade mi cabeza y me hace reflexionar acerca del comportamiento humano. Pongamos como ejemplo el lastre que supone para una sociedad y sus generaciones venideras, su ADN cultural. Y qué mejor ejemplo que nuestra amada y venerada patria. Si, este país donde se carece de valores morales, sentido común, identidad de ciudadano, afán por conseguir un hito más allá de comprar el último modelo de telefonía inteligente a juego con un maravilloso coche y una vivienda encadenada a ese negrero sin piedad llamado banco, en la cual se adoctrina y se bombardea al usuario medio para que quede encallado en los tentáculos del monstruo de las profundidades cavernosas llamado dinero (el auténtico Kraken). 
Me niego a aceptar y formar parte de todo esto. Necesito soñar, experimentar, descubrir, besar, tocar, sufrir, sentir, realizarme como persona, dejar un legado más allá de una plancha de mármol en una fosa común. LUCHAR. Pero no soy estúpido. Es consabido que hay cosas establecidas e inamovibles, que no se pueden cambiar. Aún así siempre hay por qué luchar. Siempre nos queda hacer pequeñas revoluciones personales. Conseguir experimentar esa sensación de bienestar consigo mismo, ya que no hay nada más grande que una conciencia lúcida y orgullosa. 
Aunque siempre estemos expuestos a los caprichosos desaires del destino y el sicario pasar del tiempo, el objetivo debe estar en ser y hacer aquello que crees correcto. Que nadie te imponga su voluntad, que seas tú quien señale por dónde sople el viento. Sé esa veleta firme, que aunque sople levante o poniente, aunque soporte el abrasador látigo de Apolo o la lluvia torrencial de los problemas, se mantiene en pie y a metros del suelo

martes, 10 de marzo de 2015

BIENVENIDOS A MI MENTE

Tras arduas y tenebrosas horas de incertidumbre a causa de un servidor de red en condiciones equiparables al sistema administrativo de una Universidad al azar, como por ejemplo la de Extremadura, henos aquí querido Sancho, en aquestas bastas llanuras de la subnormalidad del español medio